martes, 24 de julio de 2018

Se requieren cambios en la Educación Nacional

Durante la ceremonia de clausura de la etapa macro-regional de los Juegos Deportivos Nacionales, el Ministro de Educación aprovecho para comentar sobre el enfoque de igualdad de género en el Currículo Escolar Nacional que promueve su cartera y que aún no ha podido ser llevado a las aulas debido a una acción de amparo promovida por un importante grupo de padres de familia.
Independientemente de la pertinencia o no de tratar dicho tema en medio de un evento deportivo y de la conveniencia o no de su implementación curricular; lo que realmente preocupa es la forma en la cual el titular de educación busca condicionar a las autoridades judiciales encargadas de emitir fallo sobre tan espinoso tema. Al respecto, sus palabras: "Esperaría que el Poder Judicial ponga jueces probos y transparentes para una decisión tan importante, en la cual el Ministerio de Educación está defendiendo su rectoría en temas pedagógicos" son más que claras; por un lado cuestiona la capacidad e integridad de los magistrados y por otro pone a su ministerio como máximos entendidos en temas educativos.
Mientras Ministro de Educación espera cambios en sala del Poder Judicial, muchos esperamos verdaderos cambios en el Currículo Escolar.
Fuente: Diario La República
Desde hace mucho lo sostengo, las autoridades de nuestro país tienen montada una estrategia de embrutecimiento del pueblo; utilizando para ello el nombramiento de directivos educativos de poco o nulo conocimiento en temas pedagógicos, la supresión progresiva de cursos formativos, el desprestigio de la carrera magisterial y un nocivo emponderamiento de los padres de familia. El resultado es evidente, una sociedad muy venida a menos, una sociedad insatisfecha con sus autoridades, una sociedad violenta y agresiva; pero -y esto es lo que realmente les interesa a nuestras autoridades- una población ignorante que sigue eligiendo una y otra vez a los mismos.
La currícula nacional actual es un fiasco, es una mala copia de modelos extranjeros; urge realizar un diseño de acuerdo a la realidad que vive el Perú en nuestros días, un diseño orientado a que en el mediano y largo plazo -el cortoplacismo no existe en educación- obtengamos resultados observables. Existen docentes muy buenos en el Perú, el problema es que ellos vienen realizando su trabajo a la sombra de las restrictivas condiciones de trabajo que se les imponen en su quehacer diario.
La educación en el Perú no es competitiva porque no esta diseñada por los verdaderos educadores, esta montada por pseudo-expertos que lo único que buscan es figuración personal y la satisfacción de los grupos de poder. Podemos exponer muchas pruebas de ello, empezando por el hecho real de que el señor Daniel Alfaro Paredes, flamante Ministro de Educación del Perú, no es educador. En un país en vías de desarrollo no necesitamos una autoridad educativa que sea experta en marketing, en turismo y en promoción de la cultura; necesitamos un experto en políticas educativas, una persona que se ponga los pantalones y haga cambios estructurales a gran escala.
No es correcto que las autoridades que han llevado a nuestro pueblo a niveles alarmantes de ignorancia, ahora se aprovechen de esto para querer condicionarnos utilizando el engaño. Ahora vienen a cuestionar la "intromisión" de los padres de familia, cuando fueron estas mismas autoridades las que les otorgaron -a titulo gratuito- poder decisorio en temas pedagógicos. Estas autoridades deberían poner las barbas en remojo, hacerse un profundo examen de conciencia -si es que acaso la tienen- y aceptar que son ellos los grandes culpables de que la educación peruana no sea competitiva, de que el acoso escolar haya crecido y se haya masificado, de que la imagen del magisterio se vea tan deteriorada, de que los maestros sean mal considerados y pagados, de que los padres de familia incumplan sus obligaciones perjudicando el proceso educativo, entre otras muchas perlas que podríamos poner. ¡No vengan entonces ahora a "vestirse con piel de cordero" y decir que los malos son otros!
En nuestro país existen temas educativos mucho mas urgentes e importantes; las nuevas generaciones deben crecer en medio de un clima de respeto e igualdad, aceptando a los demás tal como son, valorando su cultura y su historia, conociendo el legado histórico de su país, cuidando el medio ambiente y preservando la naturaleza que les rodea, comprometiéndose en ser agentes de cambio, comprendiendo que el avance científico, económico y social van de la mano, y que la educación es la llave maestra que nos llevara a ser un país grande. Para ello se necesita una reingenieria en los procesos educativos y en el diseño curricular a nivel nacional; introducir un enfoque nuevo no cambiará nada, no es mas que demagogia, no es mas que populismo barato. Confío en que pronto se den profundos cambios, por el bien de nuestros hijos, por el bien del futuro del Perú.

sábado, 7 de julio de 2018

Visión de los Padres frente a la Educación: Ayer y Hoy

Debo confesar que nunca imaginé acabar siendo maestro, mis primeros sueños de niño apuntaban a convertirme en un gran marino, años más tarde me veía a mi mismo como un brillante médico, ya de jovencito deseaba ser un exitoso ingeniero. Pero la vida me tenía preparado otro destino, y acabé abrazando la docencia. Mi tarea era -y es- harto complicada pues pertenezco a la generación en la cual los padres se preocupaban porque sus hijos los superen, y resulta que mis padres también son docentes, y de los buenos.
Recuerdo claramente cómo pensaban los padres antes, con la firme meta de que sus hijos sean mejores que ellos, y es que deseaban con ansias que sus retoños tengan las herramientas para tener una vida mejor. El respeto y la exigencia eran parte del día a día en los hogares, consecuentemente se buscaban centros educativos minuciosos y con alta calidad, con docentes rectos y dedicados.
Y muchos de nosotros crecimos bajo esa premisa; no importaba si nuestros padres tenían estudios o no, ellos apostaban por la educación, ellos creían en un futuro mejor para sus hijos. El valor que se le daba al maestro entonces, era fundamental, con mucho aprecio y cariño. Y algo bueno debió existir en ese razonamiento, pues los niños de esa época nos convertimos en adultos, adultos que fueron parte del crecimiento económico del país y que vieron como las condiciones de vida mejoraron exponencialmente.
Con el paso de los años, estos adultos nos convertimos en padres, y cometimos el craso error de cambiar el pensamiento parental: que nuestros hijos nos superen dejo de ser prioridad, la meta ahora que nuestros hijos no tengan que pasar por las mismas penurias que pasamos, que puedan disfrutar todo lo que no disfrutamos. Así, muchos padres hacen lo que sea con tal de que sus hijos tengan todo lo que “necesitan” a la mano; están dispuestos a cualquier cosa para evitarles cualquier tipo de incomodidad, ansiedad decepción o frustración. Y cuando decimos cualquier cosa, lo decimos en todo el sentido de la palabra; siendo lamentable topamos con padres que no dudan en atropellar honras, actuar contra la moral y las buenas costumbres, y hasta vender su alma con tal de cumplir el capricho de sus hijos.

Como resultado, los maestros reciben alumnos que se sienten con derechos superiores a los del resto, que están acostumbrados a obtener todo fácilmente, que se saben intocables y que presentan una minúscula tolerancia frente a la frustración. Llamarles al orden a estos angelitos es un riesgo que debemos correr los docentes, pues no son pocos los padres que sentirán que estamos agrediendo a sus pequeños y generándoles traumas que los perseguirán de por vida; así que irán a reclamar por el atrevimiento que nos hemos tomado al intentar corregirlos. Si a esto añadimos que los grupos de poder, en su innegable afán de tener una población ignorante que caiga fácilmente en sus engaños, aprovechan cualquier ocasión para atacar y desprestigiar a los docentes; estamos frente a la profesión más difícil de llevar por estos días.

Por eso los maestros nos hemos vuelto unos guerreros, capaces de soportar todas las piedras que nos ponen en el camino los padres con su menosprecio y su ingratitud por nuestra labor -la escuela es formativa, no es guarderia-, capaces de tolerar todos los engreimientos y falta de valores de nuestros alumnos; y lo hacemos con la convicción que nuestro trabajo se verá en el éxito posterior de nuestros alumnos; que marcaremos sus vidas para que sean los constructores de su propio futuro, de un futuro mejor.
Estimados lectores, nunca olviden a sus maestros, puede que hayan sido de los buenos o de los no tan buenos, pero les aseguro que dejaron la piel por ustedes y siempre creyeron en ustedes. Un docente siempre quiere lo mejor para sus alumnos, día a día despierta con ganas de cambiar el mundo, sueña con dejar huella en sus pupilos. Recuerden siempre que un buen docente no es aquel que más sabe, es aquel que motiva, inspira, enseña y forma; y lo que han llegado a ser hoy día, lo que pueden ofrecer a sus hijos, es gracias a que tuvieron maestros que los guiaron.