sábado, 23 de diciembre de 2017

Indecopi y la cultura del no pago

Leía con preocupación como seis colegios top de Lima habían sido multados por el organismo gubernamental más chic que existe, me refiero al Indecopi. Y es que hace algunos años la legislación educativa empezó a cambiar, debilitando seriamente la institucionalidad de los colegios, dejándolos desprotegidos en forma progresiva frente a los atropellos de los padres de familia. Esta situación pone en evidencia -una vez más- la existencia de un nefasto plan para abatir la educación en el Peru; así, estos atropellos no son antojadizos, tras ellos se pretende lastimar a aquellas empresas que pretenden elevar los estándares educativos.
Las autorizadas de turno, apoyadas por la prensa, han pintado a las instituciones educativas privadas como organismos dedicados a burlar y estafar a los padres de familia, a expensas de sus pobres y desprotegidos hijos. El pueblo ha creído toda la colección de patrañas inventadas sobre estas instituciones, ha aceptado como verdad que son ellos quienes tienen la capacidad para poder decidir que conviene en la educación de sus hijos; como resultado de esta situación, hoy en día se sienten con derecho de hacer todo aquello que les venga en gana. ¿Y saben qué? En el colmo de los colmos, las leyes se lo permiten.
En estos tiempos los padres de familia deben ser parte del equipo que elija los textos escolares a utilizar, pero también es libre de decidir si adquiere o no los dichosos textos. Además, el padre de familia puede determinar de acuerdo a su conveniencia cuál es el momento adecuado para enviar los útiles escolares completos. Por si fuera poco, el padre de familia se siente en la capacidad de discutir el trabajo del docente. Y para poner la cereza sobre el postre, ahora el padre de familia tiene el poder de decidir si paga o no, lo cual ha generado una cultura de no pago que ha ido ganando terreno en forma exponencial en los últimos años.
Mientras tanto a los docentes, que dedicaron cuando menos cinco años de su vida a prepararse para poder brindar una educación de calidad a sus niños, deben cruzar los dedos esperando que los padres de familia escojan un buen texto y que no se dejen llevar por el más económico, se encomiendan a todos los santos para que decidan adquirir los textos y útiles escolares pronto para poder hacer uso efectivo de estos y encienden velitas milagrosas con la esperanza de que los padres de familia paguen sus pensiones a tiempo... o que por lo menos las paguen.
En el país de los mil y un absurdos; la nación de los dos presidentes presos, uno prófugo y el actual en el ojo de la tormenta; la patria donde todo tiene precio; el estado de la corrupción, el cohecho y la impunidad; el imperio de la cultura chicha, la criollada y la televisión basura; existe una absurda ley -herencia justamente del gobierno del expresidente que huyó del país y se esconde de la justicia- que impone una serie de restricciones a las instituciones educativas privadas en cuanto al cobro de las pensiones escolares y que hace que estas no cuenten con respaldo alguno en este sentido, quedando a expensas de la voluntad y de los abusos de los padres de familia. En la actualidad no hay colegio privado en el Perú que no tenga dentro de su presupuesto perdidas por cuentas incobrables.
El mensaje del Indecopi para los colegios ha sido claro, si se atreven a cobrar a los padres de familia los multamos. Escogieron a estos colegios como auténticos conejillos de indias porque saben que ellos sí pueden pagar la abultada multa, porque si multan de esa manera a un colegio pequeño lo mandan directo a la quiebra. En otras palabras, Indecopi apaña la conchudez de las personas que, a sabiendas que no pueden pagar una pensión, matriculan a sus hijos en un colegio particular; para ser más claros, el Indecopi es ahora Instituto Nacional de Defensa del Conchudo de las Pensiones Impagas.
Me solidarizo con estas instituciones educativas privadas, así como me solidarizo con los miles de colegas que reciben sus salarios fuera de fecha a causa de los atrasos en el pago de las pensiones escolares por parte de los padres de familia, así como también me solidarizo con los cientos de miles de padres de familia que tienen que cubrir sobrecostos por culpa de los frescos y vivazos que simplemente dejan de pagar.
Una institución educativa privada apoya su presupuesto de operación en el cobro de las pensiones de enseñanza, el Indecopi esta lastimando a cientos de miles de personas con esta politica populista y efectista. Señores del Indecopi, los trabajadores de las instituciones educativas privadas también tenemos familia y debemos cobrar nuestros sueldos en forma oportuna para bienestar de los nuestros; si las autoridades politicas del Perú no tienen los pantalones para derogar la infame Ley de Protección a la Economía Familiar Respecto al Pago de Pensiones Escolares, ponganselos ustedes y devuelvan la institucionalidad a los colegios, piensen en defender los derechos de todos y cada uno de mis colegas educadores. Señores del Indecopi, dejen ya de proteger y encubrir a los padres abusivos y díganles que si quieren gratuidad en la enseñanza se vayan a una institución pública.
Finalmente dos reflexiones, la primera dirigida a los padres de familia que pagan fuera de fecha o simplemente dejan de pagar es ¿con ese ejemplo pretenden que los docentes eduquen en valores a sus hijos? y la segunda para los promotores y propietarios de centros educativos privados ¿por qué no dejar de lado cualquier diferencia y formar un consorcio o asociación único para luchar por sus derechos?

martes, 12 de diciembre de 2017

Un buen ciudadano respeta a la Policía

Dicen que la televisión es uno de los inventos más importantes de los últimos tiempos; una máquina que nos permite mantenernos informados, darle vida a nuestros personajes de ficción, ver nuestro deporte favorito y disfrutar de lo mejor del séptimo arte, entre otras bondades. Por ello, al llegar a casa luego de una ardua jornada, nada mejor que ponernos frente a este casi indispensable artefacto; ¡aunque a veces nos topamos con cada sorpresa!
Hace unos días observaba indignado como una señora, que pretendía dar vuelta en U por un lugar prohibido, empujaba con su camioneta a una policía de tránsito. No es la primera vez que vemos actitudes prepotentes y matonezcas frente a los miembros de nuestra Policía Nacional, lo cual me lleva a preguntarme, ¿dónde quedo el respeto por nuestras fuerzas del orden?
Aunque se trata de un problema que requiere ser enfrentado por múltiples sectores, con mucho pesar debo manifestar que el deficiente sistema educativo tiene una gran parte de culpa. Nuestras autoridades educativas no le dan importancia a los cursos formativos -aquellos destinados a inculcar valores en las futuras generaciones- y han ido suprimiendo en forma sistemática cursos que ellos consideran de menor transcendencia.
Recuerdo que en mis épocas de colegio existía un curso llamado Educación Cívica -seguro muchos de ustedes lo recordarán- en el cual nos enseñaban la frasecita cliché "el policía es tu amigo", nos mostraban la importancia de su trabajo, sabíamos que eran hombres y mujeres que estaban dispuestos a dar su vida por salvar la nuestra; en otras palabras, valorábamos su aporte en la sociedad. Actualmente dicho curso no existe, ha sido "absorbido" por otro curso que pretende englobar historia, geografía, economía, civismo y valores; es decir, perdió totalmente su sentido y finalidad.
Con lo expuesto anteriormente no pretendo ocultar otras causas que nos llevaron al irrespetuoso proceder que existe frente a la autoridad policial: sé que sus sueldos no son acordes con la importancia de sus funciones, soy consciente de la existencia de malos elementos dentro de la policía que los desprestigian, he notado que existen efectivos autoritarios y abusivos, conozco muchas familias que no orientan adecuadamente a sus hijos respecto a lo que es autoridad, entre otras.
Afortunadamente aún existen maestros y padres que educan en valores a sus hijos y les enseñan a apreciar el trabajo de la Policía Nacional del Perú, de los buenos policías, de aquellos que son mayoría y muy pocas veces nos acordamos. Existe un largo camino por recorrer para recuperar nuestros valores, ¿qué tal si empezamos de una buena vez? ¿o esperamos un tiempo hasta que nuestros hijos sean protagonistas del siguiente atropello a la autoridad televisado para entrar en razón?

lunes, 4 de diciembre de 2017

Niños con Problemas de Conducta

Tener un hijo es una bendición, pero también una gran responsabilidad, pues el futuro de esta persona depende del trabajo y dedicación de los padres. La función de los padres es harto complicada pues no existe un manual que nos oriente y también debemos considerar que cada niño es un mundo.
El día de hoy me referiré a aquellos niños que presentan problemas de comportamiento, una seria dificultad que muchas veces los propios padres no aceptan. Un niño con este tipo de problema es desobediente por naturaleza, con poca tolerancia ante la frustración, que fácilmente se irrita, grita y se muestra agresivo; si estos síntomas le resultan comunes, toca aceptar que existe un gran problema que afrontar.
Y es así, porque los problemas se enfrentan con entereza e hidalguía, no se debe caer en el negacionismo o en la sobreprotección; lo único que se logra de esta manera es agravar el problema y dar pie a una serie de actitudes negativas en los niños. Entonces viene la pregunta del millón de soles, ¿qué hacer? Pues para empezar -y luego de aceptar la dura realidad- se deben establecer límites claros y consecuencias reales en caso estos límites se quebranten. Sabemos que es doloroso castigar a nuestros hijos, pero a veces es necesario; la constancia y coherencia en los “ajustes de actitud” serán determinantes para enseñarle al pequeño el significado del respeto, la obediencia y la disciplina.
También es importante ser firmes y enérgicos, prestar el tiempo necesario a atender y corregir el problema, buscar mecanismos que faciliten el control sobre las acciones de los pequeños, evitando caer -es difícil pero no imposible- en chantajes emocionales y/o sentimentales.
Es básica una adecuada formación en valores. Entregar responsabilidades desde temprana edad, establecer prioridades en casa y enseñar que toda acción tiene una consecuencia, constituyen un aspecto vital en la consecución de niños alegres, sanos, responsables y correctos.
Finalmente, si se ve que nada de lo que se hace da resultado, existe la alternativa de ir a un centro especializado en atención y corrección de conductas; ellos brindarán pautas específicas destinadas a que esta mala conducta infantil no se convierta en un transtorno más grave.
No se debe esperar a que los niños vayan a la escuela para que otros se encarguen de su mal comportamiento; recordemos que los derechos de nuestros niños terminan donde empiezan los de los demás, y los demás niños tienen derecho a desarrollarse en un ambiente donde prime la armonía y la tolerancia.