jueves, 14 de diciembre de 2023

La gestión del conocimiento en la práctica de los deportes

Antes de terminar el año, me llegó la noticia que la Revista Tecnológica Educativa Docentes 2.0 considero incluir mi último artículo científico como parte del volumen 16, número 2 de dicha publicación. En este artículo mostramos cómo la gestión del conocimiento constituye un aspecto fundamental en la formación de los futuros docentes de la especialidad de educación física.

Pueden verlo en el siguiente link: https://doi.org/10.37843/rted.v16i2.370



sábado, 5 de agosto de 2023

La conciencia ambiental en los estudiantes de educación primaria

Con mucha alegría quiero compartir con ustedes mi más reciente artículo científico de revisión publicado, agradeciendo a la Revista de Investigación en Ciencias de la Educación Horizontes por considerar pertinente incluirlo en su edición extraordinaria 2023.
Pueden verlo en el siguiente link: https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v7i28.555





domingo, 29 de mayo de 2022

La Sociedad del Conocimiento y la Educación

Para poder abordar con propiedad la definición de sociedad del conocimiento, se hace necesario remontarnos a los años sesenta, década en la cual aparece un nuevo sector productivo llamado “sector de servicios”, mismo que logró un rápido crecimiento ya que se daba la posibilidad de integrar diferentes actividades industriales y comerciales gracias al intercambio de información. Por ello Castells (1999) acuño la expresión “sociedad de la información” en referencia al surgimiento de una nueva era, en la cual aparecen nuevas formas de intercambio, comunicación e información que facilitan la producción y el comercio a escala mundial.

Antes de terminar esta década, Drucker (1993) destacó la importancia de la productividad del conocimiento a partir de los procesos de sistematización y organización de la información. El conocimiento se convirtió en fuente primordial de producción de riqueza, dejando relegadas a un segundo plano a los factores tradicionales de productividad. Y es que se demostró que el conocimiento tiene la capacidad de generar grandes cambios y transformaciones en las economías, mercados e industrias. La sociedad de la información había evolucionado, ahora se había convertido en la “sociedad de la comunicación”.

El conocimiento tiene la capacidad de generar grandes cambios y transformaciones en las economías, mercados e industrias.

Con el devenir de los años las formas de comunicación se han incrementado, la forma de acceder a la misma se ha simplificado, y la velocidad en que se transmite se ha acelerado vertiginosamente. Gracias al surgimiento de nuevas tecnologías de información y a la difusión masiva del internet, se ha logrado que el impacto de la sociedad de la comunicación alcance a toda la sociedad en su conjunto; producto de ello las fronteras han desaparecido, se ha dado un comercio global que ha permitido que el mercado se dinamice y pueda aprovechar nuevas y mejores oportunidades. Obviamente estas oportunidades han podido tener mejor aprovechamiento por parte de aquellas sociedades que basan su economía en la manufactura de bienes y servicios, de la que pueden haber tenido aquellas otras que aún apoyan su economía simplemente en la producción.

La sociedad del conocimiento se convirtió en un concepto de gran importancia para el crecimiento económico, mismo que lamentablemente incrementó las desigualdades existentes en el mundo. A pesar de ello, no debemos olvidar que ahora todos los sectores de la sociedad podemos tener una mejor y mayor accesibilidad a la educación y a la información, lo cual sumado a  la libertad de expresión, nos abre la posibilidad de lograr el ansiado desarrollo para todos. En este sentido, la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (2005) declaró que “la sociedad del conocimiento debe comprenderse no sólo como una sociedad que se quiere comunicar de otra manera, sino que busca compartir un saber. Desde esta perspectiva, se trata entonces de una sociedad del saber compartido y del conocimiento, que tiene en cuenta la pluralidad, la heterogeneidad y la diversidad cultural de las sociedades”.

Dentro de la sociedad del conocimiento adquiere gran importancia la educación y el acercamiento a las redes informáticas; y es que el conocimiento se transforma en elemento primordial en el quehacer diario de los seres humanos. Así, todas nuestras actividades, sean económicas, profesionales, académicas, culturales y sociales se ven condicionadas por nuestras competencias y nivel de desarrollo de las mismas.

En la sociedad del conocimiento adquiere gran importancia la educación y el acercamiento a las redes informáticas

La sociedad del conocimiento es importante pues nos ha llevado a un mundo competitivo e innovador donde el flujo de información es constante y creciente. Nos ha llevado a desarrollar una alta capacidad de adaptación a los cambios, pues el hacernos diestros en la transformación de los procesos se ha convertido en una necesidad de subsistencia. Ahora el conocimiento es una fuente de riqueza. También refleja su importancia en la facilidad en la cual ahora podemos intercambiar información desde cualquier parte del mundo, lo cual ha roto las fronteras físicas y ha dado pie a nuevas formas de aprendizaje.

La comunicación mediante el uso de las computadoras y del internet ha dado origen a un vasto despliegue de comunidades virtuales, nos ha permitido simular realidades, diseñar procesos y procedimientos eficaces y eficientes, entre otras que han confluido para constituir el fenómeno social de la globalización. Así, la sociedad del conocimiento abre una gran puerta al avance y desarrollo de los pueblos, es nuestra tarea que vaya de la mano de una educación de calidad para obtener resultados óptimos.

Referencias Bibliográficas

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, Ginebra 2003 – Túnez 2005. Extraído de http://www.itu.int/wsis documents/index1-es.html

Castells, Manuel (1999). La era de la información. Traducción de Carmen Martínez Gimeno. Volumen I: La sociedad red. México: Siglo XXI Editores. 

Drucker, Peter F. (1993). La sociedad poscapitalista. Traducción de María Isabel Merino Sánchez. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.

Forero de Moreno, Isabel  (2009). La sociedad del conocimiento. Revista Científica General José María Córdova. ISSN: 1900-6586. Extraído de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=476248849007



viernes, 28 de mayo de 2021

Pasear en bici en Lima: ¡Aventura Extrema!

Dentro periodo de cuarentena, hubo un tiempo en el cual salir en automóvil estaba prohibido, ello hizo que muchos empecemos a ver a la bicicleta como un vehículo de lo más atractivo. Es así que decidí adquirir una “bici” para mi uso personal, cosa que no hacía desde tiempos inmemoriales. Mis primeras salidas fueron al mercado, a la panadería o al supermercado; distancias cortas y rápidas, la mayor dificultad estaba en regresar a casa con peso, pero todo tranquilo pues por las calles circulaba poca gente.
Me di cuenta que estas pequeñas salidas hacían que me sienta mejor: note que mi respiración mejoró, mi sensación de bienestar se incrementó y redujo mis niveles de stress. Por ello no dude en empezar a pedalear más seguido, por salud y por placer, sin depender exclusivamente de los días de compras.
Adquirí y mantengo la sana costumbre de salir a pedalear unos 25km diarios sin importar las condiciones climatológicas. Sin embargo, debo ser sincero en confesar que nunca imaginé que montar bicicleta se pudiera volver en una aventura extrema. Ya no es necesario tomar alguna bajada de la Costa Verde, la bajada de curvas de la Av. Raúl Ferrero o visitar el Parque Ecológico de La Molina para sentir la adrenalina correr por tus venas; ahora que lo automóviles y peatones circulan libremente, basta con dar una pequeña vuelta para sentir que vives "al filo del peligro".

Reglamentar el uso de las bicicletas es válido, pero más importante es aprender a convivir amigablemente en sociedad, con respeto y consideración para todos.

Podemos salir de nuestras casas pensando en dar un saludable y tranquilo paseo, la realidad rápidamente nos hace ver que esto no será posible pues estamos pedaleando el vehículo más irrespetado de la capital peruana: la bicicleta. Aún cuando vayamos por alguna de las pocas ciclovías que existen, no tardaremos en toparnos con algún auto estacionado que la invade, algún desadaptado motociclista que prefiere evitar el tráfico de las pistas, cierto personaje que decidió trotar y/o caminar en esta vía, o inclusive de algún desorientado que cree que es el mejor lugar para sacar a la mascota. No importa lo que el ciclista pueda hacer o decir, la respuesta siempre será la misma: “las ciclovías están mal hechas”.
Pero, como dijimos antes, existen muy pocas ciclovías, razón por la que ir en algún momento por las pistas es inevitable y perfectamente válido de acuerdo a la legislación vigente. Acá si, que Dios nos coja confesados; esquivar autos, ser cerrados por combis y colectivos, ser interrumpidos por autos que se detienen de improviso, evitar peatones que cruzan por donde les viene en gana y soportar insultos de “los dueños de la pista” son solo algunas de las muchas condiciones adversas con las que se debe convivir. Cualquier reclamo que se pueda formular es respondido con ironía: “acaso esto es ciclovía”.
Para cerrar el círculo, debemos mencionar que si por una de esas casualidades del destino, el ciclista llega a usar la vereda, será objeto de todo tipo de ofensas. Poco importa si el ciclista tuvo que invadir la vereda por evitar ser embestido por algún vehículo mayor, siempre se asumirá que todos los ciclistas son imprudentes.
Estimado conciudadano; si cree que las ciclovías están mal hechas eso no le da derecho a usarlas como parqueadero; si hay mucho tráfico eso no le da derecho a utilizar la ciclovía para adelantar; si su moto no puede avanzar rápido por la pista eso no le da derecho para circular por la ciclovía; si su perrito es rebelde y quiere hacer popó en medio de la ciclovía eso no te da derecho a pararse en medio de ella a esperar que termine sus necesidades; si le parece que las puertas levadizas son un peligro al caminar por la vereda eso no le da derecho a tomar tu caminata por la ciclovía; si le parece que la bicicleta va muy lento por la vía, y no hay una ciclovía por donde pueda transitar, eso no le da derecho a cerrarle el paso. Respeto y consideración, después de todo, recuerda que la bicicleta es una alternativa ecológica.

Foto: Diarios de Bicicleta - Pedalear o Morir
ciclistapiranha.com

Antes de terminar quiero dejar en claro que si existen ciclistas que incumplen las normas y ponen en peligro su integridad y la de los demás, pero la gran mayoría hacen todo lo posible por cumplir la legislación y por tratar de convivir en paz en medio de la jungla de cemento que se ha vuelto para ellos nuestra ciudad; eso si, con estas condiciones, ¡el ciclismo urbano es full adrenalina!

sábado, 29 de agosto de 2020

El Peor de los Virus

Los mensajes bonitos quedaron en el olvido, los aplausos a las autoridades también; hoy por hoy aquellos mensajes que decían que superaríamos esto juntos, que saldríamos fortalecidos y como mejores personas, y hasta los videitos caseros de “Resistiré” han quedado como un infame recuerdo.
Nuestro querido Perú se ha convertido en el país con mayor tasa de mortalidad debido a la pandemia de coronavirus en el mundo; y debemos ser hidalgos en reconocer que tan triste célebre mérito lo hemos alcanzado gracias a la ignorancia, egoísmo y falta de solidaridad que nos caracteriza como pueblo. ¿Duele leerlo? Pues es así, la verdad duele, y ¡cómo duele Perú!

"No hay nada más terrible que ver la ignorancia en acción" Goethe

Nos sentíamos orgullosos de haber tenido una rápida respuesta, de tener bajos niveles de contagio; pero nuestra ignorancia -atrevida, como siempre- nos llevó a sentirnos superiores al letal virus, a pensar que teníamos la situación bajo control, llegamos inclusive a cuestionar la veracidad del mal que aqueja al mundo; y decidimos entonces emprender una serie de eventos imprudentes y desafortunados.
Cuando la crisis económica nos llevó a limites insospechados, decidimos lanzarnos a las calles y tomarlas por asalto convirtiéndolas en auténticos mercadillos. Y si alguna autoridad pretendía hacer respetar el distanciamiento social, rápidamente las hordas de desadaptados les caían encima con insania delincuencial; apoyados por muchos “ciudadanos de a pie” que se convertían en tenaces defensores de lo indefendible. Se acusó -y sigue acusando- a las autoridades de no permitir el trabajo, de ser abusivas y de impedir el libre comercio; cuando en realidad estas lo único que pretendían impedir era la libre circulación del virus.
En medio de este contexto, el trasladarnos de un lugar a otro se hizo más pesado, la demanda por transporte público creció; pero como no nos gusta esperar, hacer colas no respetar el espacio de los demás; decidimos que lo mejor era protestar aduciendo que no nos dejan movilizarnos con libertad, por ello exigimos que el transporte público permita trasladar mayor cantidad de pasajeros. Obviamente en esta queja se contó con el apoyo de un gran número de transportistas, para quienes -obviamente- les sale más rentable trasladar mayor cantidad de pasajeros por viaje; “economia es progreso” decían, total, la vida no vale más que un pasaje de “china” para algunos.
Nuestra nueva normalidad cada vez se acercaba más a la acostumbrada; y empezamos a extrañar nuestras costumbres sociales, por ello dijimos que era injusto que nos impidan reunirnos con la familia y amigos, que iba contra nuestra salud mental el no poder asistir a fiestas y reuniones. Por ello decidimos ir a visitar a todos los que habíamos dejado de ver por buen tiempo -¿acaso no era por cuidarnos mutuamente?- y asistir a cuanta reunión social se nos presente. Nunca nos importó que el COVID-19 sea el invitado de honor en todas estas situaciones.
Somos un pueblo ignorante, y estamos siendo testigos de nuestra propia destrucción; tal como nos advirtió uno de nuestros libertadores. Lamentablemente no hay quien nos libere del yugo de la ignorancia, el gobierno nunca apostó por la educación, pues su populismo barato lo llevó al extremo opuesto: tratar de destruir cualquier intento por brindar una mejor educación. Lo que vemos hoy por hoy y nos mata es resultado de un pésimo sistema educativo, mismo que pretende salvar el año escolar entregando tabletas educativas en octubre -cuando el año escolar está por acabar- y discutiendo la pertinencia o no de que haya repitencia -una oda a la mediocridad-
En el Perú la educación no tiene valor alguno para las autoridades y el gobierno lo dejó plenamente demostrado al no formular ningún plan educativo coherente para el atípico año escolar 2020, al dejar desprotegida a la inversión privada en educación, al no hacer nada para salvaguardar la imagen de los maestros ante el “fuego cruzado” propiciado por el desmedido ataque de algunos padres de familia contra los colegios, al abarrotar de alumnos las aulas virtuales de los colegios públicos, al engañar a las poblaciones más alejadas y vulnerables con promesas de recursos educativos que aún no se materializan, al permitir que las condiciones de trabajo para los docentes sean aún peores, y un largo etcétera.


Los defensores de este gobierno seguramente me dirán que nuestro “honorable” primer puesto es resultado de una serie de nefastos gobernantes que dejaron desprotegida a la sociedad al no educarla, dejándonos como resultado generaciones sin aspiraciones, sin valores, sin cultura, sin empatía, sin respeto. Les doy la razón, pues gracias a ello vemos con indignación como diariamente muchos no valoran la vida (la propia, mucho menos la ajena); pero debemos ver conla misma indignación la nula reacción de las autoridades. Dios quiera que el futuro no nos depare una crisis similar, pero de ser así, ¿no sería mejor empezar a prepararnos? La educación es la llave que tienen los pueblos para lograr la superación, ojalá nuestras autoridades lo entiendan y dejen de gastar en paliativos para pasar a invertir en el futuro, en una buena educación.
Recuerden, el peor virus es la ignorancia humana, y para este, SI HAY VACUNA.

sábado, 18 de abril de 2020

Los maestros merecemos más que esto

Los maestros merecemos más que esto
Por Mg. Francisco Martínez Salinas

Hace un par de semanas fui víctima de un ajusticiamiento popular, pero no se asusten, fue una terrible experiencia, pero ocurrio en el mundo virtual. Resulta que como padre de familia pertenezco al grupo de whatsapp del aula, mismo que estaba dirigido a que los padres nos apoyemos en el duro quehacer educativo de nuestros hijos; pero que de pronto cambio, volviéndose en una seguidilla de argumentos vagos -por algo dicen que la ignorancia es atrevida- destinados a desprestigiar la labor docente y así justificar su oscuro fin: no pagar la pensión. Quienes me conocen saben que defiendo mi carrera a capa y espada, así que entre en lo que pensé podría llegar a ser una conversación alturada; lamentablemente se convirtió en una linchamiento -repito, virtual- no solo contra mi persona, sino que además alcanzó a todos aquellos que trabajamos en el sector privado en educación: ¡ni el vigilante se salvo!
Aquello que fue anecdótico en su momento, ahora se ha convertido en un asunto prioritario. Los agitadores sociales, la prensa mermelera y los políticos populistas andan con ansias criminales de figurar y han puesto la mira a los colegios privados. La discusión se ha centrado en si la educación virtual tiene igual valor académico que la presencial, en la presentación del programa de recuperación de clases y en la presunción -injustificada- que la modalidad educativa virtual debería tener un costo menor; todo esto aún cuando persiste la incertidumbre sobre el reinicio de las clases presenciales y a pesar de que los colegios siguen operando con el mismo personal que lo hacen regularmente.
A los trabajadores de la educación privada en el Perú nos vienen atacando por todos los frentes, por un lado un impresentable organiza encuestas online y obtiene tribuna en todos los medios de comunicación, por otro los periodistas sedientos de sangre que han visto que esta historia vende, y en última instancia los padres de familia que no dudan en satanizar a los directivos y docentes de las instituciones privadas. El mensaje es más que claro, no se valora la labor docente en el Perú, así de simple.
El compromiso de los profesionales en educación es lo único que sostiene
el sistema educativo del Perú en estos días.
Con la mayor parte de la educación privada “contra las cuerdas” por falta de pago, se pone en serio riesgo la continuidad escolar de millones de niños y jóvenes en el Perú; los cuales además crecerán con la idea de que la educación es una profesión prescindible, de segundo orden. Parece que las autoridades no se terminan de dar cuenta que la ignorancia es tan o más dañina que cualquier virus, pues ni una palabra de aliento mandan a los docentes por estos días. A pesar de ello, estos artesanos del conocimiento mantienen una cordura envidiable, mientras esperan pacientemente que el Poder Ejecutivo se manifieste y empondere la labor que vienen realizando.
El trabajo en el sector educativo se ha incrementado, los directivos ahora tienen que tomar medidas de urgencia para lograr virtualizar la educación, reestructurar una y otra vez los planes anuales, fomentar planes orientados a lograr alcanzar los objetivos pedagógicos en medio de una cultura de calidad total, gestionar y dosificar los tiempos de los docentes a su cargo, administrar los cada vez más escasos fondos para actualizar diariamente los entornos digitales, entre otras. Por su parte, un maestro debe organizar su tiempo y espacio entre su labor docente y los quehaceres propios de la vida familiar y personal (mismos que debido a la coyuntura se dan dentro del mismo espacio físico), aprender sobre la marcha el uso de medios digitales, elaborar material de estudio, buscar herramientas de retroalimentación, generar espacios de intercambio, apoyar a los estudiantes que necesitan mayor atención, absolver las consultas de los padres y un largo etcétera forman parte del día a día de todos ellos en tiempos del coronavirus.
Los profesionales en educación de todo nivel vienen siendo vapuleados y sometidos al escrutinio público, a pesar de ser ellos los únicos que en medio de esta situación de emergencia entregan lo mejor de su tiempo y calidad profesional por atender y cuidar a los niños y jóvenes a su cargo, demostrando que lo suyo es vocación pura. El aislamiento social obligatorio ha forzado a quienes serán el futuro del país a permanecer dentro de sus hogares, alejados de su vida educativa y social; por ello las escuelas privadas buscan ventanas de comunicación para garantizar su continuidad en el sistema educativo, procurarles una educación de calidad, conseguir los objetivos establecidos de acuerdo a su edad y brindarles una válvula de escape frente al stress propio de la atípica situación que les ha tocado vivir a su temprana edad. ¿Qué reciben estos profesionales a cambio? Despiadadas críticas, nulo apoyo de muchos padres de familia, renuencia al pago de los compromisos asumidos, mutis total de las autoridades educativas y cero apoyo del Gobierno Central. Reitero, a los docentes les están haciendo sentir que son poco o nada importantes.
Porque todos los profesionales en educación hemos visto y oído todo lo que han dicho en estos días los periodistas, opinologos y oportunistas de turno, ¿realmente creen que en las circunstancias actuales se debe cuestionar el pago de las pensiones escolares poniendo en tela de juicio la educación que se viene impartiendo?
En estos momentos la labor educativa cumple una función crucial, no solo por el bienestar educativo de los estudiantes, sino también por su salud mental y por esa gran enseñanza adicional que les quedará en el sentido de que en este mundo debemos estar siempre preparados para hacer frente a la adversidad y superarla.
Ante la falta de reconocimiento, ayuda y valoración por parte del Poder Ejecutivo; quiero decirles a todos y cada uno de mis colegas docentes que son merecedores de todo el aplauso, respeto y gratitud; porque a pesar de observar con profunda preocupación esa subcultura de no pago que se pretende normalizar y que hace sospechar que podría haber cierre de colegios y suspensiones o despidos; se sigue luchando, fieles a los principios y vocación educativa.
La única y gran verdad es que la educación no puede parar, y ahí donde encontremos dificultades, nos reinventaremos para superarlas; porque los docentes seguimos creyendo en un mundo mejor; un mundo donde haya mayor educación, cultura, tolerancia y respeto; un mundo donde realmente se valore nuestra labor. Damas y caballeros, orgullosamente digo ¡soy docente, y no me rindo!

sábado, 11 de abril de 2020

Educación, stress, coronavirus y estupidez

Educación, stress, coronavirus y estupidez

Por: Mg. Francisco Martínez Salinas

Tiempos difíciles los que nos ha tocado vivir, hace unos meses nos preparábamos para recibir el año 2020 de la mejor manera, con la firme promesa de perseguir nuestras metas e ilusiones, cueste lo que cueste; pero el destino nos tenía preparada una sorpresa, un caprichoso virus nos ha sometido al aislamiento haciendo que vivamos inmersos en la incertidumbre.
Se ha vuelto un cliché la frasecita “seamos empaticos”, pero cada vez que la escucho la cuestiono más, cada vez es más notorio como muchos la utilizan para justificar sus injustificables actos, cada vez se vuelve más fuerte el tufillo egoísta que la rodea. Muchos la están utilizando para decirnos que les tengamos paciencia, que comprendamos su situación, que nos pongamos en su lugar; pero se olvidan que “el espejo tiene dos caras”, no piensan qué todos habitamos el mismo planeta y que, hoy por hoy, tenemos los mismos problemas.
Pero, pobre de aquella persona que al escuchar esta frase se atreva a decir que también se pongan en su lugar y que todos tenemos problemas pues al hacer esto automáticamente serán calificados de no empaticos y eso los llevará rápidamente a ser catalogados como intransigentes, desconsiderados, malvados y un largo etcétera. Es ahí donde se desenmascara el truco de “seamos empaticos” (en plural) y se configura el verdadero mensaje, el mensaje de “entiéndeme a mi, no me importa tu situación”.
Y es que al letal coronavirus debemos sumarle ahora otra peligrosa plaga, la del comportamiento humano en situaciones límites. Así, por un lado vemos con temor el avance de una enfermedad que ataca a todos por igual, sin distinguir clase social, edad ni credo; por otro lado vemos la caída paulatina de nuestras expectativas sociales. Es entonces que el stress nos invade y somos -literalmente- capaces de cualquier cosa; aparece así la afirmación del propio yo por encima de todo.
Debemos añadir a nuestra ecuación la subcultura de la ignorancia en la que vivimos los peruanos, y rápidamente aparecen las actitudes egoístas, el incumplimiento del deber, y un desprecio total por la vida. Porque los límites se los pone uno mismo, somos nosotros quienes nos autoregulamos; y la mayor fortaleza de un hombre es son su educación, formación y valores. Y, si bien es cierto, muchos peruanos cumplimos a rajatabla las medidas orientadas a prevenir la propagación del virus, también es cierto que a un significativo número de compatriotas les importa un rábano el bien común pues siempre tienen una justificación para buscar su conveniencia o bienestar personal por encima de todo y de todos.

Muchos han encontrado en el coronavirus la excusa perfecta para imponer su parecer, quebrantar la ley y huir de sus obligaciones.

Las medidas para frenar el impacto del coronavirus nos han llevado al stress, lo cual ha hecho que muchos demuestren su pobre educación y cultura, pretendiendo ser dueños de la verdad última y absoluta, y presumiendo que son los grandes afectados. A todas aquellas personas que han llevado su ignorancia al límite de la estupidez debo recordarles que la ignorancia es atrevida... hasta que la enfermedad toca su puerta. No esperen hasta ese fatal momento, seamos realmente empaticos y por el bienestar propio y del prójimo cumplamos con nuestras obligaciones y con la ley; y que Dios nos ampare en estos difíciles momentos.