sábado, 19 de enero de 2013

La enseñanza de mi hijo

Como cualquier padre responsable, siempre he deseado lo mejor para mi hijo, por ello nunca dude en hacer un sacrificio e inscribir a mi pequeño en diferentes academias que complementarían su formación integral como persona. Así, inscribí a mi pequeño Thiago en clases de Tae Kwon Do, Marinera y Fútbol  con la esperanza de que esto logre desarrollar su carácter  temple, personalidad, creatividad, expresión corporal y artística y disciplina.
Tras algún tiempo en clase de Marinera -para aquellos que no lo saben un bello y llamativo baile típico de nuestro querido Perú- mi hijo fue seleccionado para participar, representando a su academia en el II Concurso de Noveles "San Borja... Mi Orgullo"; situación que marca el punto de partida de esta historia.
Transcurría el mes de Agosto del año 2012 -año del fin del mundo según algunos ilusos-, cuando en la Academia de Baile Esmila Zevallos nos comunicaron que nuestro hijo representaría a la academia en el concurso mencionado en el párrafo anterior, mismo que se realizaría en el siguiente mes... menos de un mes de preparación intensiva y al ruedo... un niño de seis años enfrentándose no solo a 50 niños de su categoría  sino que ademas a uno de los principales colosos del Perú: el Coliseo Eduardo Dibos.
Mi Thiago, acompañado de Ariana Segovia Nicolini, paso exitosamente la primera eliminatoria; pero en un fallo que prefiero no discutir por razones obvias, fue eliminado en la segunda eliminatoria. Las  lagrimas en los ojos de mi bebito (que siempre lo será) me dolían y dolerán por siempre en el alma; pero fueron sus palabras las que calaron hondo en mi: "papá: quiero campeonar!" me dijo. Me correspondía apoyarlo en esta carrera, estar tras de el siempre y en todo momento, era el momento de creer en él.
Fue entonces que me invadieron las dudas, la incertidumbre y la desconfianza en esta complicada meta: "papá: quiero campeonar!"... Para colmo de males, el emparejamiento se rompió y mi Thiago quedo a la deriva; pero el seguía empecinado en lograr su objetivo, no importaba dejar de hacer lo que mas le gustaba en la vida, el quería seguir practicando marinera... Por esos días el profesor Luis Alan, para mi gusto uno de los mejores profesores de marinera del medio, me dijo que mi Thiago tenia futuro, que el creía en mi hijo, que el confiaba en su talento, y que con trabajo y dedicación podía llegar al mundial de marinera 2013... Un objetivo muy grande, sobre todo si tomamos en cuenta que hay niños de su categoría que se preparan por años para ello, pero la grandeza de una persona se mide por la grandeza de sus obras, así que para lograr que mi Thiago sea grande emprendimos el largo y tedioso camino hacia el mundial.
Bajo la dirección del profesor Luis Alan se inicio una preparación exhaustiva, agotadora e intensiva; hizo que lo pies de mi hijo se volvieran mágicos,  lo hizo entrenar en agotadoras sesiones de hasta tres horas... el resultado? Pues lo llevo de la mano a la semifinal del Campeonato Selectivo de Tacna... Luego fuimos al Selectivo de Huaral, donde no nos fue tan bien, pero por la cantidad de propuestas de emparejamiento para mi hijito, comprendí que el talento y el baile estaban ahí.
Se presento entonces un pequeño problemita, y es que mi hijo, de solo seis años me puso entre la espada y la pared: "papá, quiero volver a bailar con Ariana" me dijo... Entonces decidí llamar a Fiorela Nicolini (mamá de Ariana), con quien no hablaba desde el baile de nuestros niños en San Borja, y pedirle que Thiago bailara -una vez más- con Ariana. Curiosamente a Arianita -como la llamo cariñosamente- también estaba decidida a dar su mejor esfuerzo por llegar al mundial de marinera, y tambien contaba con el apoyo decidido e incondicional de sus padres: por ello y a partir de entonces -transcurría el mes de Noviembre- se consolido el emparejamiento; Thiago y Ariana volverían a bailar juntos, era definitivo. Obviamente las condiciones cambiaron pues la temporada de marinera estaba llegando a su fin y con ello las posibilidades de alcanzar la meta eran sumamente complicadas; cambiamos de profesor y hasta de academia, pero con la mira puesta en el objetivo final... Fui testigo de como mi hijo sacrifico fiestas, reuniones, tuvo que dejar el Tae Kwon Do (que es lo que mas le gusta en la vida), renunciar al Fútbol. Era increible su dedicación, mientras sus amigos se divertían, el entrenaba a doble y hasta triple horario... Además, en el camino hubo muchas personas que les pusieron piedras en el camino, gente sin moral que no tiene reparos en meterse con un niño... Pero el siguió adelante.
Así, el día 15 de Diciembre fuimos al V Concurso Nacional "Ciudad de Huaral", ultima oportunidad de llegar al Mundial de Trujillo 2013, ultima oportunidad de mostrarle a propios y extraño su valía,  día en que mi Thiago, acompañado de Ariana -su pareja de toda la vida- obtuvo su primer campeonato; día en que obtuvo en la pista del Coliseo "Campeones de Huaral" su derecho a estar en el mundial; día en que me demostró que no importa la edad, el tiempo ni la experiencia para lograr aquello que realmente queremos si trabajamos "a brazo partido por ello"; este día mi hijo -de solo seis años- me dio una lección de vida, una lección que en mis 17 años de docente no había recibido, me dijo: "si se pueden alcanzar los sueños, pero solo si trabajamos arduamente por ellos".
Mañana nos vamos a Trujillo, orgullosos de lo que somos y de lo que hemos logrado... Menos de tres meses de sangre, sudor y lagrimas frente a los mas tres años de preparación de algunos; pero con toda la fe depositada en nuestro Thiago y su parejita, la lindisima Ariana... Fuerza chicos, se merecen estar donde están y mucho más, y recuerden siempre: el cielo es el limite!